Sr. Juan Pedro Oriol
P r e s e n t e
Estimado Padre:
Me permito escribirle esta carta, aunque no lo conozco, solamente porque vi en el periódico una crítica que hace usted a la película El Código Da Vinci. Lo que me llamó la atención es al principio del artículo que usted lo dedica al Padre Marcial Maciel, hombre bueno, íntegro y fiel. Estos epítetos me calaron en lo más hondo de mi corazón porque no está usted calificando verazmente a ese señor. ¿Es Bueno, cuando abuso de más de 100 muchachos adolescentes y aun niños que él había reclutado para la vida religiosa? ¿Íntegro, cuando, por lo que sé de él, ha estado viviendo una doble vida de forma permanente, por décadas? ¿Lo cree usted después de todos esos actos aberrantes de que se le acusa con verdad? ¿Fiel? ¿A quién? Al Papa que lo encubre, a los Legionarios que lo sirven y lo idolatran?, o más bien, ¿A sí mismo? Pero ciertamente, ni bueno, ni íntegro, ni fiel para con Dios. Dios vio todo lo que él hizo, pero de Dios nadie se burla y Dios ya le está pidiendo…