Esposa y Francisco González Parga 2006/2010 Testimonios/ Maciel Victim and Wife Speak out

Sr. Juan Pedro Oriol
P r e s e n t e

Estimado Padre:

Me permito escribirle esta carta, aunque no lo conozco, solamente porque vi en el periódico una crítica que hace usted a la película El Código Da Vinci. Lo que me llamó la atención es al principio del artículo que usted lo dedica al Padre Marcial Maciel, hombre bueno, íntegro y fiel. Estos epítetos me calaron en lo más hondo de mi corazón porque no está usted calificando verazmente a ese señor.  ¿Es Bueno, cuando abuso de más de 100 muchachos adolescentes y aun niños que él había reclutado para la vida religiosa? ¿Íntegro, cuando, por lo que sé de él, ha estado viviendo una doble vida de forma permanente, por décadas? ¿Lo cree usted después de todos esos actos aberrantes de que se le acusa con verdad? ¿Fiel? ¿A quién? Al Papa que lo encubre, a los Legionarios que lo sirven y lo idolatran?, o más bien, ¿A sí mismo? Pero ciertamente, ni bueno, ni íntegro, ni fiel para con Dios. Dios vio todo lo que él hizo, pero de Dios nadie se burla y Dios ya le está pidiendo…

Francisco González Parga, Q.E.P.D. 9 abril, 2022, R.I.P.

CARTA DE LA ESPOSA DE FRANCISCO GÓNZALEZ PARGA XLC

(Letter translated into English below)

EN EL AÑO 2006

Lic. Ma. Esther de González.

Guadalajara, Jal., 28 de Mayo del 2006.

Sr. Juan Pedro Oriol
P r e s e n t e

Estimado Padre:

Me permito escribirle esta carta, aunque no lo conozco, solamente porque vi en el periódico una crítica que hace usted a la película El Código Da Vinci. Lo que me llamó la atención es al principio del artículo que usted lo dedica al Padre Marcial Maciel, hombre bueno, íntegro y fiel. Estos epítetos me calaron en lo más hondo de mi corazón porque no está usted calificando verazmente a ese señor.  ¿Es Bueno, cuando abuso de más de 100 muchachos adolescentes y aun niños que él había reclutado para la vida religiosa? ¿Íntegro, cuando, por lo que sé de él, ha estado viviendo una doble vida de forma permanente, por décadas? ¿Lo cree usted después de todos esos actos aberrantes de que se le acusa con verdad? ¿Fiel? ¿A quién? Al Papa que lo encubre, a los Legionarios que lo sirven y lo idolatran?, o más bien, ¿A sí mismo? Pero ciertamente, ni bueno, ni íntegro, ni fiel para con Dios. Dios vio todo lo que él hizo, pero de Dios nadie se burla y Dios ya le está pidiendo cuenta de sus crímenes; pero aun Maciel tendrá que enfrentarse cara a cara con él en un tribunal donde no se tendrá en cuenta ni su edad, ni su delicado estado de salud. Y, esto, lo más probable es que muy pronto, debido precisamente a su edad.

Le digo todo esto con todo conocimiento de causa, pues yo soy esposa de una de las víctimas de Maciel y brevemente le voy a contar lo que yo viví como fruto de ese abuso, de ese asesinato de un alma limpia que nunca se imaginó encontrarse con un perverso homosexual que lo marcaria para toda su vida.

Cuando yo conocí a mi esposo, hace aproximadamente 33 años, lo empecé a tratar, lo empecé a amar, poco a poco me fue él contando su vida, me dijo a grandes rasgos que cuando él tenía 15 años (ahora tiene 65), el padre Marcial Maciel había abusado de él en un colegio que tienen los Legionarios en Ontaneda, España.

Entendí que él quería ser sincero conmigo y quería contarme todo su pasado para entrar al matrimonio sin ningún secreto. Yo ya sabía que él había sido sacerdote; sin embargo nunca me imaginé los horribles hechos que lo había orillado a dejar el sacerdocio, ni las secuelas y consecuencias que había dejado en su personalidad. Así que, aunque ciertamente me molestó, y me inquietó el conocerlos, seguimos con nuestra relación, nos casamos, y todo parecía normal; sin embargo, lo veía siempre triste, muy cansado, se agotaba con mucha facilidad.

En el primer año de casados, se enfermó gravemente de la uretra y estuvo a punto de morir. Duró 6 meses internado en un hospital de la ciudad de México con una infección tremenda.

Cuando salimos de esa, él seguía triste, enfermo de otras cosas, padecía graves insomnios, semanas enteras no dormía; en una palabra, estaba en depresión permanente, y cuando oía algo sobre el Padre Maciel se ponía muy nervioso, muy alterado, fuera de control, se le secaba la boca, le dolía el estómago y le afectaba en su proceso de digestión.

Yo entendí que las enfermedades y la depresión venían desde el abuso, pero él siempre luchó y se sobreponía para seguir adelante, cumpliendo con los diversos trabajos que tuvo; durante varios años estuvo dando cursos de relaciones humanas, luego abrió un despacho de consejería y dió clases como profesor en el ITESO, hasta que por su estado de salud y agotamiento, llegó el momento en que no pudo ya trabajar.

Entonces yo tuve que enfrentarme por varios años a todos los gastos de la casa, sus doctores y sus medicinas. Tenía que trabajar muy duro. Pues además de que tenía que atenderlo, cuidarlo y animarlo, estaba estudiando mi licenciatura en derecho.

En varias ocasiones durante ese período, cuando su angustia interior declinaba en anemia, por la falta de digestión y los insomnios, mi marido buscó la ayuda en tratamientos con psicólogos, y en la medicina alternativa. La mayor parte de los ingresos económicos que entonces teníamos, iban para el psicólogo que habitualmente no hacía reducción en sus tarifas y era muy caro.

Así que, Padre, debe darse cuenta de que para quien ha vivido ese infierno que nosotros vivimos, por culpa de otro, es muy difícil mantener la calma al escuchar que a ese otro, malvado, lo tienen como un santo, un hombre intachable, como un ejemplo y guía de la juventud, o como un hombre bueno, íntegro y fiel. Y no es envidia, Padre; es indignación al ver la obra de Satanás tan perfectamente urdida para que muchos inocentes caigan en las garras del agente perfectamente camuflado que él ha enviado, vestido con piel de oveja (con apariencia de santo y con sotana) y es triste al ver como hombres de buena voluntad como usted han caído y están incapacitados para ver, pues tienen los ojos vendados, pero aún así se prestan para salir en defensa del depredador, haciéndose sus cómplices.

Yo soy abogada, yo sé lo que es un testigo y una víctima; a usted y a todos los que defienden a Maciel, no les hizo nada más que engañarlos de que era una buena persona; ustedes son testigos de oídas, como se dice en Derecho, pero yo que usted Padre, tendría cuidado de andar ponderando a ese demonio que se viste de luz, que llama a la verdad mentira y a la mentira verdad. Yo que usted investigaba, preguntaba, indagaba, no sea que Dios también a usted le pida cuentas y le tenga que responder: “pues yo creía. . .., pues todo mundo decía. . . . , total, pecados de juventud, a muchos sacerdotes les pasa y ellos no han hecho nada por la Iglesia”, etc. etc. Todos esos argumentos no le van a valer ante Dios.

Por otro lado le quiero decir, que Dios sí es bueno y el sí es fiel y un día Dios tuvo misericordia de mi esposo y nos envió una persona santa que nos llevó al conocimiento de la Palabra de Dios, nos llevó a hacer nuestra paz con Dios, nos llevó a ver a Jesucristo como la única puerta para nuestra salvación y nuestra liberación. Poco a poco Dios mismo, como un padre amoroso, fue restaurando las heridas de mi esposo, fue sanando su corazón, y le puedo decir con toda certeza, que ya perdonó a Maciel y hasta ora por él para que Dios tenga misericordia de él y lo ayude a buscar el arrepentimiento antes de que sea demasiado tarde.

(Paul Lennon comenta párrafo anterior: se refiere a que el que había sido “el Padre Parga” se hizo Evangélico proselitista durante esa época de su vida)

Padre, de verdad deseo que Dios ponga en usted un espíritu especial, un espíritu de revelación que le haga conocer la verdad y que esa verdad lo haga libre (como dice Cristo) y feliz (como dice usted en su artículo).

Lo saludo con afecto y con el amor que Cristo ha puesto en mi corazón

Lic. Ma. Esther de González.

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Guadalajara, Jal., 14 de Abril del 2010.

Estimado Padre Álvaro Corcuera:

He pensado mucho para decidirme a escribirle esta carta, pues además de saber que es usted una persona sobre la que pesa un gran número de responsabilidades graves, y más aún en este tiempo en que se les vino como avalancha a los Legionarios la opinión pública acerca de los pecados secretos, delitos y doble vida del padre Maciel, no encontraba la manera y el tono de dirigirme a usted que fueran apropiados tanto a la consideración que me merece su persona como al fin que me propongo.

Le pido al Espíritu Santo que me permita expresarle con plena objetividad, todo lo que hay en mi corazón, sin odio, resentimiento, o espíritu de revancha, con la única intención de ayudarlo a comprender un poco mejor la destrucción y los daños, no sólo psicológicos, sino también físicos, sociales y espirituales provocados por el comportamiento de su fundador, el Sr. Marcial Maciel, en sus víctimas, algunas de las cuales yo conozco.

Yo soy la esposa de Francisco González Parga, a quien usted mencionó en una entrevista que recientemente le hizo el conocido periodista Ciro Gómez Leyva. Usted dijo que lo admiraba; estoy segura que si supiera la lucha por la vida que él ha tenido que afrontar, las dificultades de todo tipo que ha tenido que vencer, y el trabajo de restauración personal que ha tenido que llevar a cabo para lograr su equilibrio y estabilidad emocional y reencontrar el camino de su perfeccionamiento espiritual, lo admiraría mucho más. Creo que la desarticulación y la desestructuración de su personalidad, así como el sufrimiento causado por ellas y soportado en completa soledad durante años, es algo que ni usted ni nadie que no lo haya conocido más de cerca, se pueden imaginar. Yo me casé con él y he estado a su lado por 30 años, yo sé cómo él ha llorado lágrimas amargas al ver que su vida se le fue de las manos y no pudo realizar ninguna de las grandes ilusiones que él tenía en Pro de la iglesia y de la juventud, pues, al salir de la Legión con tantas heridas, se encontraba limitado de muchas formas e incapacitado por la confusión, la desilusión, la ira, el desánimo, las profundas contradicciones y temores de todo tipo que sembró Maciel en su espíritu y en su ánimo ante Dios, sus semejantes y la vida. Por años me ha tocado compartir sus enfermedades, su tristeza y sus temores. Pero para cuando yo lo conocí y pude ofrecerle algo de consuelo y compañía, él ya había vivido años en depresión, lleno de toda clase de enfermedades; la mayoría de ellas psicosomáticas: insomnios, baja presión sanguínea, taquicardias, grave neuritis de carácter carencial que lo tuvo más de un año en cama, sin poder leer, ni sostener una conversación por más de 10 minutos, sin poder ver televisión ni escribir una carta. Actualmente ha perdido casi totalmente la vista y en parte por falta de recursos económicos no ha podido atenderse debidamente. Él ha sido una víctima de Maciel en el sentido más completo de la palabra, así como de todos aquellos que por años no sólo lo encubrieron sino que además lo exaltaron y ensalzaron tanto, consolidando con ello la opinión pública de que quienes lo denunciaban eran unos embusteros, envidiosos y mal intencionados conspiradores que sólo querían satisfacer sus ambiciones de poder dentro de la Legión, y al no permitírselo el fundador, inventaron calumnias abominables contra el santo sacerdote. ¡Qué pena, qué dolor, pero más bien, qué vergüenza deberían sentir ahora, quienes por defender el propio status, o la imagen de la iglesia, de la Legión, o del fundador, se convirtieron, de esa manera, en cómplices conscientes de Maciel! Porque es ya un argumento que a nadie convence, padre Corcuera, el que ni usted, ni los demás superiores más prominentes de la Legión, estuvieron al tanto, si no de todas, sí de muchas de las graves transgresiones y prevaricaciones de su fundador como sacerdote y como hombre.

Y ahora que usted le ha manifestado a Gómez Leyva su intención de venir en Mayo a México y “pedir perdón” a cada una de las víctimas que se atrevieron a levantar la voz al no aguantar más su dolor, a: Arturo Jurado, Pepe Barba, Saúl Barrales, Alejandro Espinosa, y muchos otros, yo me pregunto: ¿A qué viene verdaderamente el P. Corcuera? ¿A qué viene? ¿A ver los estragos que dejó su querido Padre Maciel en un grupo de hombres ya viejos, enfermos, heridos en todas formas, pobres, vituperados por todo el mundo que creyó en las versiones de ustedes y de Maciel, que eran unos mentirosos, unos calumniadores? Y viene a decirles: “¡qué pena! ¡Miren nada más lo que hizo “Nuestro Padre”! La verdad es, P. Corcuera, que me hierve la sangre de indignación, sólo de pensar que usted viniera con esa actitud. Es una vergüenza escuchar todas esas declaraciones que están haciendo ahora los legionarios y los obispos mexicanos en torno a la pederastia de los sacerdotes y los delitos cometidos por Maciel. Más valdría que no dijeran nada. Todos hablan de “pecado” y de “perdón cristiano”. Y no toman para nada en cuenta que las transgresiones de un hombre, cuando llegan a ser delito, se convierten también en un atentado contra la sociedad, en un atentado de “lessa humanidad”, porque como muy bien dijo en la Cámara, la Coordinadora de los diputados del Pan, Josefina Vázquez Mota, “el delincuente se convierte en un promotor de la muerte, pues mata la esperanza de vida al destruir la verdad, y la confianza en la honestidad”. Por esa razón, los delitos se persiguen “de oficio”. Los graves delitos no se deben arreglar solamente en el confesionario, ni un individuo particular puede absolver al delincuente en el foro de la justicia social.

Intentar justificar hacerlo así, me recuerda la historia de un hombre que le robó su carro al vecino. Luego, un buen día se da cuenta de que para estar bien con Dios, tenía que arrepentirse del mal ocasionado a su vecino, y va con el vecino y le dice: “Vecino, vengo a pedirle perdón porque le robé su carro, no sabe usted qué pena me da, de verdad, me duele ver que usted con tanta molestia va y viene a pie a su trabajo, pero mire, ya me dí cuenta del mal que hice y estoy muy arrepentido, de mi mal comportamiento; siento vergüenza de mí mismo y por favor perdóneme”. ¡Hecho esto se va, pero no le devuelve su carro al vecino, sino que sigue utilizando el automóvil robado! ¿Cree usted que Dios y el vecino afectado estarán conformes con esa clase de arrepentimiento? Pues parece que hasta ahora así entienden los obispos y ustedes mismos –los legionarios–, el arrepentimiento. Maciel les robó a estos hombres la vida, les robó la oportunidad de haber construido para sí mismos y para sus familias un futuro digno y feliz; les robó sus ideales, su salud, y hasta su reputación social, su paz y la alegría de vivir, ¡TODO! ¿No cree usted que los que ahora fungen como superiores de la Legión deberían en estricta justicia resarcir a todos y cada uno de estos hombres tanto en lo social como en lo económico de todos esos bienes de que fueron fraudulentamente despojados? Porque toda la vida de Maciel fue un fraude, y engañó dolosamente a todos sus seguidores con falsas ideas y prácticas sobre la vocación, para utilizarlos como señuelo con el que pescaría a manos llenas prestigio y admiración en los medios clericales y avalanchas de dinero en su arcas. Fueron esos jóvenes engañados a los que Maciel ocupó también como esclavos y mano de obra gratuita, para amasar esos grandes tesoros, a los que ustedes ahora se aferran, no haciendo mención en ningún momento de restitución.

Como abogada que soy, sé que desde el punto de vista legal, ustedes están obligados a pagar a las víctimas daños y perjuicios, pero también sé, desde el punto de vista espiritual, que es en el que ustedes deberían saberse mover con objetividad y verdad, que Dios mismo, en Su Palabra, cuando se refiere al pecado, distingue muy claramente entre la ofensa directa hecha a Él, la que Él perdona exclusivamente mediante el arrepentimiento sincero del corazón, y el daño social causado por el pecado, el cual el pecador debe pagar durante esta vida, como una forma de restitución. Esto está evidentemente mostrado en el pasaje que se refiere a los delitos de adulterio y asesinato cometidos por el Rey David (II Samuel 12,1-14).

Cuando usted dice en esa entrevista a la que me he estado refiriendo, ¡Qué pena que Saúl Barrales está enfermo!,… Bueno Padre, ¿usted realmente cree que para Dios y para el señor Saúl Barrales, o para la sociedad, con eso basta? ¿No cree usted que eso suena a pura hipocresía, y apariencias? ¿Porqué no se interesa en informarse qué es lo que tiene (tiene cáncer en la próstata), a continuación se informa en qué buen hospital lo pueden atender debidamente y cuánto cuesta su atención médica ¡Y SE DECLARA DISPUESTO A PAGARLO!? No se queden muy arrepentidos, pero con el fruto del despojo. Infórmense sobre qué pueden hacer prácticamente por las víctimas, y restituyan en justicia; no piensen sólo en decirles un “lo siento” y “perdonen”; ese tipo de disculpas, Padre, no es válido, ni humanamente y mucho menos cristianamente. Eso no es más que fariseísmo e hipocresía.- Me dirá: yo no fui, fue Maciel. Sí, es cierto, hasta cierto punto, pero los superiores actuales de la Legión, aún cuando fuera cierto que no están implicados directa o indirectamente en los hechos delictuosos cometidos por Maciel durante décadas, tienen, sin duda ninguna, la obligación de reparar el daño y restituir los robos que él cometió, como cualquier albacea lo hace con los recursos heredados por el difunto. Recursos que Maciel en este caso acumuló, sobre la vida de todos esos esclavitos, sus víctimas, quienes seguramente han invertido mucho tiempo y dinero en su rehabilitación, y de los que, algunos, ahora están y han estado en total abandono y pobreza. Y no me diga ahora, padre, que ese dinero no es de ustedes, que no pueden disponer de él, porque es de las almas que van ustedes a salvar. Primero está la obligación que la devoción.

Bueno, ya no quiero seguir estrujando mi corazón recordando todas estas terribles cosas del pasado, e intentando hacerle tomar conciencia de los daños causados y de la obligación de repararlos, sólo quiero decirle que en lo que se refiere a mi esposo, él no quiere que venga a pedirle perdón como lo ha venido haciendo hasta ahora; no venga a perder su “precioso tiempo”, no queremos ayudarle en el juego de ir poniendo palomitas a su lista de víctimas a las que ya pidió perdón.

Para finalizar, le quiero decir Padre Corcuera, que no se preocupe tanto por el dinero y las posesiones. Eso no lo honra. Preocúpese por aquellos que no hayan podido perdonar estas cosas, ni delante de Dios y haga algo por ellos. Ofrézcales un resarcimiento público de su inocencia. Ellos merecen además una compensación por el servicio que le han hecho a la sociedad, a los buenos legionarios y a los buenos católicos, al denunciar los hechos, con mucha inversión de su tranquilidad, de su buen nombre, de sus vidas y hasta de su dinero, arduamente devengado en su trabajo. Pero sobre todo, preocúpese por las cuentas que ustedes, los legionarios, van a tener que dar a Dios como las que ha de haber tenido que dar su padre fundador, al que tanto defendieron y ensalzaron. Preocúpense de ponerse a cuentas con Dios, y también de arreglar sus cuentas con tantos muchachitos y jovencitas generosos e ingenuos que ustedes sedujeron, secuestraron y luego utilizaron en primer lugar para sacar más dinero a cuantas personas creyentes y bien intencionadas se pusieron a su alcance. Porque “nada hay oculto que no haya de ser revelado”, y “lo que se dijo y se hizo en lo secreto, se anunciará sobre los tejados”. Palabras verdaderas son estas que se están cumpliendo en ustedes y en la iglesia católica, no obstante su poder, su dinero y su influencia. De Dios nadie se burla.

Le anexo unas cartas que escribí en su momento al Padre Oriol y a Lucrecia Rego de Planas para que conozca un poco más acerca del dolor recibido por las víctimas de Maciel y compartido por quienes hemos estado cerca de ellos. Me gustaría también mandarle el testimonio que entregó mi esposo a Mons. Carlo Scicluna para que conociera a fondo su tristísima experiencia, pero temo ser excesiva y puede que usted ya lo conozca. Si no es así y le interesara leerlo, se lo enviaría por correo electrónico. Le ayudaría a redimensionar el estrago causado por Maciel en sus víctimas. En mis otras cartas conocerá también mi modo de pensar sobre el caso

Maciel y los legionarios. Le mandaré también por correo electrónico, si le interesa y me da su correo, el documento que mi esposo entregó a Monseñor Watty aquí en México en una entrevista que Mons. concedió a un grupo de víctimas de Maciel, de la Legión y del Regnum Christi.

 

Atentamente,

 

Lic. Ma. Esther de Gonzalez

 

FRANCISCO GONZALEZ-PARGA’S 19 YEAR CAREER WITH THE LEGION OF CHRIST

From July, 1951 [AGED 11] to December, 1970

  1. APOSTOLIC:
    Tlalpam, MEXICO: July, 1951 to July, 1954
    Ontaneda, SPAIN: July, 1954 to July, 1955
  2. POSTULANTCY: Summer vacations, 1955
  3. NOVITIATE: September, 1955 to September, 1957
  4. PREFECT OF POSTULANTS: Summer, 1957; in the same group as Fr. Mariano de Blas, Fr. Blazquez, Bonifacio Padilla and Raul de Anda.
  5. JUNIORATE: September, 1957 to September, 1959
  6. SUPERIOR STUDIES, ROME
    • PHILOSOPHY: September, 1959 to September, 1962.
    • THEOLOGY: Degree, September, 1962 to September, 1965.
      Simultaneously Assistant to the Master of Novices in Ireland from 1962 to 1965 while alternating months of work in the novitiate with months of study in Rome.
    • DOCTORATE IN THEOLOGY: September, 1965 to September, 1968.
    • On July 7, 1966 I was ordained a priest and joined the Vatican as part of the Sacred Congregation for Bishops until June, 1969.
      Concurrent with my doctoral studies and work in the Vatican, I served as Prefect of Studies for legionary seminarians: From 1665 to 1966 I was prefect of studies for philosophy and from 1966 to 1969 I was prefect of studies for theology.
  7. EXILE IN IRELAND: July, 1969 to December, 1970,
  8. LEAVING: I escaped from the college in Rome in a taxi on December 29, 1970.

TESTIMONY FROM THE VICTIM’S WIFE

Maria-Esther Zatarain de Gonzalez, Attorney-at-Law

Guadalajara, Jalisco, Mexico, May 28, 2006

To: Fr. Juan Pedro Oriol

Dear Father:

I take the liberty of writing this letter, although I do not know you personally, only because I saw your critique of the film The Da Vinci Code in the newspaper. My attention was drawn to the beginning of the article where you dedicate it to Father Marcial Maciel: a good, upright and faithful man. This description penetrated to the depths of my heart because you are not portraying this man truthfully. Is he good when he has abused more than 100 adolescent boys, and even children, whom he had recruited to religious life? Upright, when from what I know of him he has been living a double life on a permanent basis for decades? Do you believe this after all the aberrant acts of which he is so rightly accused? Faithful? To whom? To the pope who covers for him, to the Legionaries who serve and worship him, or more aptly to himself? But certainly he is neither good, nor upright, nor faithful to God. No! God saw everything he did. God cannot be mocked and God is asking him to account for his crimes. Even Maciel will have to come face to face with Him in a tribunal where neither his age nor his delicate state of health will matter. And probably very soon, precisely because his age.

I say this to you knowing perfectly well what I am talking about, since I am the wife of one of Maciel’s victims. I will briefly tell you what I have experienced as a result of this abuse, of this assassination of a pure soul, who never imagined he would find himself with a sexual pervert, who would brand him for life.

When I met my husband, approximately thirty-three years ago, I began to get to know him, I began to love him. Little by little he told me about his life. He told me in broad terms how, when he was fifteen years old (he is now sixty-five), Fr. Marcial Maciel had abused him in a school the Legionaries ran in Ontaneda, Spain. I understood that he wanted to be sincere and wanted to tell me all about his past so that we could enter into matrimony without any secrets. I already knew that he had been a priest. However, I never imagined the horrible events that drove him to abandon the priesthood, nor the consequences and long term effects they had on his personality. And so, while I certainly was disturbed and it troubled me to find out about this, we continued with our relationship, got married and everything seemed normal. However, he always seemed sad, extremely tired, and became exhausted very easily.

In the first year we were married, he developed a very serious urological condition and was on the verge of death. He spent six months as a patient in a Mexico City hospital with a horrible infection.

When that was over, he remained sad and was sick with other complaints. He suffered from serious insomnia. Entire weeks passed during which he did not sleep. He was in a permanent state of depression. Whenever he heard something regarding Fr. Maciel, he would become very nervous, very angry, lose control. His mouth would go dry, his stomach would hurt and his digestion was affected.

I understood that the illnesses and the depression were a result of the abuse, but he always fought against them and tried to overcome them so he could move on, carrying out his duties at the various jobs he had. For several years he gave courses in human relations. He later opened a consulting firm and taught as a professor at ITESO until because of his poor health and exhaustion there came a point were everything came to a halt.

After that I spent several years taking care of all the household expenses, his doctors and his medications. I had to work very hard. In addition to attending to him, caring for him, and cheering him up, I was also studying for my law degree.

On various occasions during this period, when his internal anguish led to anemia as a result of digestive problems, and insomnia, my husband sought treatment from psychologists and alternative medicine. Most of the income we had at that time went to pay the psychologist, who was not in the habit of reducing his fees and was very expensive.

So, Father, you have to realize that for someone who has been through the hell we lived through because of someone else’s fault, it is very hard to remain calm when I hear that this fiend is considered a saint, an irreproachable man, an example and guide for youth, or a good, upright and faithful man. It is not envy, Father, but rather indignation at seeing Satan’s carefully hatched plan work so well, trapping many innocents in the clutches of the perfectly disguised agent he sent dressed in lamb’s clothing (under the appearance of a saint dressed in a cassock). And it is sad to see that men of good will such as yourself have fallen prey, are unable to see because their eyes are blindfolded, and who nevertheless come to the predator’s defense, thereby becoming his accomplices.

I am an attorney and I know the difference between a witness and a victim. Maciel has simple misled you and all those who defend him into thinking he was a good person. You are, to use a legal term, hearsay witnesses. If I were you, Father, I would be careful going about praising this demon cloaked in light who calls truth a lie and lying the truth. If I were you I would investigate, ask, examine, so that when God calls you to render an account, you do not say, Well, I thought . . . Well, everyone said . . ., They were only sins of youth . . ., Many priests do the same thing and they never did anything for the Church, etc., etc. All such arguments will be useless before God.

On the other hand I want to tell you that, yes, God is good and, yes, he is faithful, and one day God had mercy on my husband and sent us a holy person who helped us get to know the Word of God, helped us make our peace with God, helped us see Jesus Christ as the only gateway to salvation and liberation. Little by little God himself, like a loving father, began binding my husband’s wounds, began healing his heart. And I can tell you with certainty that my husband has already forgiven Maciel, and even prays for him so that God may have mercy on him and help him seek repentance before it is too late.

Father, I truly wish that God imbues you with a special spirit, a spirit of revelation- that would allow you to know the truth, and that truth might set you free (as Christ said) and make you happy (as you say in your article).

Affectionately yours and with the love that Christ has put in my heart,

MarIa-Esther de Gonzalez
Attorney-at-Law

(Translation by REGAIN staff)

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[Carta original]

DE LA ESPOSA DE LA VICTIMA

* * * *

TESTIMONY FROM THE VICTIM

To Fr. Juan Pedro Oriol, LC, &
Jorge SuArez Huizar and Arturo Lucke Gracien, esquires.

I read your review of the film, The Da Vinci Code, and I am in complete agreement. However, I was struck by your comment in which, on the one hand, regarding Fr. Marcial Maciel, you refer to him as a good, upright and loyal man. On the other hand, you suggest to your readers that they always seek to discover the truth because only through truth are they made free and happy.

In the same spirit of love for the truth which you recommend, I wish to inform you that I was a priest of the Legionaries of Christ. In the twenty years devoted to work and study when I belonged to the Legion, I obtained a degree in philosophy and a doctorate in theology from the Gregorian University and was Prefect of Studies at the Legionaries of Christ College of Higher Studies in Rome.

Now in the spirit of helping you also to find the truth, I want you to know that at a young age I was a victim of outright sexual abuse, perpetrated in a deceitful and premeditated way, by Fr. Maciel. For this reason and in spite of having been ordained a priest in Rome by then Pope Paul VI [From the author’s soon to be published testimony: I was ordained a priest in July 1966 by Pope Paul VI in the Basilica of St. Peter in Rome.], I felt compelled to abandon the Legion and the priesthood, taking with me all the moral and psychological damage that you might imagine. For many years I have lived with illness, have been in danger of losing my life, and have experienced continual depression as a result of the abuse committed against my person by Fr. Maciel. Even now I am suffering from the consequences.

But this is only my story. What about the 100 or more cases reported under sworn oath to the Holy See? I have since forgiven Fr. Maciel and I hope that God enlightens him and helps him to acknowledge the grave sin he has committed against those who were his victims and their families, against society and against those Legionaries of Christ who remain members in good faith of the congregation.

I am addressing you publicly because I am outraged by such deceit, falsehood and lies, and because it pains me to know that there are so many people who refuse to accept the truth and still others who impede truth through injustice. For some reason they have a need not to want to search for the truth or to even see it. Otherwise, they would realize that, if Pope Benedict XVI felt obliged for reasons of conscience to take such drastic action against Fr. Maciel by retiring him from all public practice of his priestly ministry, it is because there was sufficient evidence for him to do so in spite of the dishonor such an act could bring to the Catholic Church, to the person of Pope John Paul II and to his own person, and in spite of the damage this could cause not only to the credibility of the Legionaries of Christ and to the Regnum Christi Movement, but also to the economic, political and social advantages these institutions bring to the Vatican and the Holy See.

It is the opinion of many thinking people that the slight punishment imposed on Fr. Maciel by the pope is the result of a conflict of interests arising out of the above-mentioned advantages the Legion provides to the Vatican and to the papacy. Therefore, instead of trying him for atrocious sexual crimes and abuse of power committed against so many young candidates for the priesthood, they have hidden him from public view so that he may live in comfortable opulence, attended by his unconditionally loyal servants from the Legion. He does so in light of the pope’s recommendation that he use his time for prayer and penitence. Fr. Maciel will need prayer and penitence because God cannot be mocked. What he needs is courage, honesty and genuine repentance in order to publicly ask for forgiveness from those he has wronged, since this is the only way to vindicate himself and his congregation, and, by so doing, compensate his victims in some slight way.

Seek the truth yourself, Father Oriol, as you advise others to do, for it is truth that will make you free and happy, as you have said. Stop being part of the Works of Darkness, believing, perhaps in good faith, that you are a bearer of truth and light.

But if anyone causes the downfall of one of these little ones who believe in me, it would be better for him to have a millstone hung around his neck and be drowned in the depths of the sea. Matthew 18, 6.

Please feel free to contact me regarding any clarification.
Francisco Gonzalez P.
Former priest of the Legionaries of Christ
Zapopan, Jalisco (Mexico)
[Phone number withheld by REGAIN editor]
(Translation by REGAIN staff)

* * * *

ITINERARIO LEGIONARIO DE 19 ANYOS DE FRANCISCO GONZALEZ PARGA:

CARRERA EN LA LEGION: Desde julio del ’51, A LOS ONCE ANYOS, hasta Diciembre del ’70

1-APOSTA LICA:
Tlalpam, MEXICO: Julio 1951 a Julio 1954
Ontaneda, SPAIN: Julio 1954 a julio 1955:

2-POSTULANTADO: Vacaciones de Verano del 1955:
3-NOVICIADO: Septiembre del ’55, a Septiembre del ’57;

4-PREFECTO DE POSTULANTES: Verano del ’57: Grupo del P. Mariano de Blas; P. Blazquez; Bonifacio Padilla; Raul de Anda,…

5-JUNIORADO: Septiembre 57 a Septiembre del ’59

6- E S T U D I O S
S U P E R I O R E S: R O M E
-FILOSOFIA: Septiembre del ’59 a Septiembre del 62;
-TEOLOGA?A: Licenciatura: Septiembre del ’62 a Septiembre del 65.
SimultAneamente Asistente del Maestro de Novicios en Irlanda del 62 al 65; alternando los meses de trabajo en el Noviciado, con los meses de Estudio en Roma.
-DOCTORADO EN TEOLOGA: Septiembre del 65 a Septiembre del ’68.
-El 7 de Julio del ’66, me ordenA de sacerdote y entre al Vaticano, a formar parte de la Sagrada CongregaciONn para las Obispos como escritor de 3er. nivel, hasta junio de 1969.
SimultAneamente a mis estudios de doctorado y trabajo en el Vaticano, desempeNA el cargo de Prefecto de Estudios de los seminaristas legionarios: en el ano 1965-66, fuI prefecto de estudios de FilosofIa; y del aNo 1966 al 69, fui prefecto de estudios de Teologia;

7-DESTIERRO [EXILE] EN IRLANDA: Julio ’69 a Diciembre del ’70;

8- SALIDA [ESCAPE]: Me escape del colegio de Roma en un taxi el 29 de Diciembre de 1970.

* * * *

VERSION ORIGINAL

[The following is the original Spanish version of the letter written by Francisco Gonzalez-Parga to a newspaper in Guadalajara, Jalisco, Mexico;

the below is under revision by ReGAIN at the moment: Windows messed up the original Spanish language]

MACIEL, A¿VERDAD O MENTIRA?

Al Padre Juan Pedro Oriol, LC., y
Sres. Jorge SuArez Huizar y Arturo Lucke GraciAn.

LeI su crItica de la pelIcula El CONdigo Da Vinci. Estoy de acuerdo en todo, sin embargo me llamON mucho la atenciONn su comentario del Padre Marcial Maciel al que Ud. se refiere diciendo que es Hombre bueno, Integro y fiel. Por otro lado Ud. sugiere a sus lectores que no dejen de descubrir la verdad, porque solo la verdad nos hace libres y felices.

Con ese espIritu de amor a la verdad que Ud. sugiere, quiero informarle que yo fui Sacerdote de los Legionarios de Cristo. Durante los 20 aNos de trabajo y estudio en que permanecI en la Legion, obtuve Licenciatura en Filosofia y Doctorado en Teologia por la Universidad Gregoriana y fui Prefecto de Estudios en el Colegio Maximo de los Legionarios de Cristo, en Roma.

Ahora bien, con el Animo de ayudarle a Ud. tambiAn a encontrar la verdad, quiero que sepa que fui victima a corta edad de abusos sexuales directos, perpetrados con engaNos premeditados por el Padre Maciel. Por esa causa y a pesar que fui ordenado Sacerdote en Roma por el entonces Papa Pablo VI, [Editor: Fui ordenado sacerdote en Julio de 1966 por el Papa Paulo VI, en la Basilica de San Pedro en Roma, del Testimonio del autor], me vi impulsado a abandonar la Legion y el Sacerdocio, llevando conmigo todo el daNo moral y psicologico que usted se puede imaginar y que sufrI por muchos aNos al grado de vivir enfermo, con peligro de perder la vida y con depresiones continuas, como consecuencia del abuso cometido contra mi persona por el Padre Maciel y aUn en la actualidad sufro las consecuencias.

Pero ese es solo mi caso, A¿quA hay de los otros cien (100) o mas casos reportados bajo juramento por escrito a la Santa Sede? Yo perdonA ya al P. Maciel, y espero que Dios lo ilumine y lo ayude a reconocer su grave pecado cometido contra quienes han sido sus vIctimas y sus familias, contra la sociedad y contra los mismos Legionarios de Cristo que de buena fe permanecen en la Congregacion.

Y si me dirijo a Ud. publicamente es porque me da en cara tanto engano, falsedad y mentira y me duele que haya tantas personas que renuncian a conocer la verdad, y otras aUn, que detienen con injusticia la verdad. Porque se necesita no querer buscar la verdad, o incluso no querer verla por algun interes creado, para no darse cuenta que si el Papa Benedicto XVI se vio obligado, por razones de conciencia, a tomar una medida drAstica contra el P. Maciel y a retirarlo de toda prActica publica del ministerio sacerdotal, es porque constato suficiente evidencia para hacerlo, a pesar de la deshonra a la que exponIa con ese acto a la Iglesia Catolica, a la persona del Papa Juan Pablo II y a su misma persona, y a pesar del daNo que podIa causar, tanto a la credibilidad de la congregacion de los Legionarios de Cristo y del Movimiento Regnum Christi, como a las ventajas economicas, polIticas y sociales que estas instituciones le aportan al Vaticano y a la Santa Sede.

Es de la opinion de mucha gente pensante que el leve castigo otorgado por el Papa al Padre Maciel, se debe al conflicto de intereses, dadas las ventajas mencionadas que representan los Legionarios de Cristo para el Vaticano y para el Papado. Por eso en vez de juzgarlo por los atroces crImenes de homosexualidad y abuso de poder cometidos contra tantos jovenes candidatos al sacerdocio, simplemente lo escondieron de la vista pUblica para que viva comodamente en la opulencia y atendido por servidores incondicionales dentro de la LegiONn, aunque con la recomendacion por parte del Papa para que aproveche su tiempo para orar y hacer penitencia. Lo va a necesitar, porque Dios no puede ser burlado y se necesita valentIa, honestidad y un genuino arrepentimiento para pedir perdon publicamente a las personas que ofendio pues es lo Unico que podrIa reivindicar al Padre Maciel y a la congregacion y asi resarcir de alguna manera a sus victimas.

Busque Ud. la Verdad, Padre, de acuerdo a lo que aconseja, ya que la Verdad lo hara verdaderamente libre y feliz como usted dice. No siga participando en las obras de las tinieblas, pensando quiza de buena fe que es portador de luz y de verdad.
Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequenos que creen en mI, mejor le fuera, que se le atase una piedra de molino al cuello y que se le arrojase en lo profundo del mar (Mateo 18, 6).

Estoy a sus ordenes para cualquier aclaracion.
Francisco Gonzalez P.

Ex Sacerdote de los Legionarios de Cristo
Zapopan, Jal.
[Numero telefonico no revelado por ReGAIN]

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